El problema no fue hallarte, el problema es olvidarte.
No me arrepiento de haberte conocido. De echo, creo que estuvo bueno hacerlo porque puedo tener esa sensación que nunca antes tuve en mí y no creo que me haga tan mal como yo creo, aunque a veces intente olvidarte y se me hace difícil, no me arrepiento de haberte dejado entrar en mi vida.
El problema no es tu ausencia, el problema es que te espero.
Y no sé qué espero. No sé si te espero a vos, a mí o a nosotros. Me faltás muchísimo, necesito tu presencia y quizás estoy en espera de eso.
El problema no es problema, es problema es que me duele.
Muchísimo. Me duele como si me clavaran una espada en el corazón cada vez que te veo con otra, cada vez que no me hablás y te veo ahí...
El problema no es que mientas, el problema es que te creo.
Nunca voy a lograr autoconvencerme que me mentís, que me engañás. Dudo mucho que lo hagas y si lo hacés, te sale muy bien porque me creo cada palabra, cada palo, cada cosa linda que me decís. Me niego a aceptar que sos como los demás.
El problema no es que jueges, el problema es que es conmigo.
Evidentemente este juego lo jugaste muchas veces, y yo soy una ficha más que movés cada tanto para no sentirte solo. Repito, no es tu culpa: sigue siendo mía.
Si me gustaste por ser libre, ¿quién soy yo para cambiarte?
Libre te conocí y libre te tengo, no puedo aceptar que tengas algo serio con alguien que no sea yo.
Si me quedé queriendo sola, cómo hacer para obligarte.
No tengo ganas de obligarte a nada, quiero que las cosas sucedan porque de verdad los dos sentimos que es así.
El problema no es quererte, es que tu no sientas lo mismo.
Y estoy segura que ya no sentís lo mismo.
¿Y cómo deshacerme de ti si no te tengo? ¿Cómo alejarme de ti si estas tan lejos?
Precisamente ahora no estás a trescientos de kilómetros, te tengo a un par de cuadras y de todas formas siento que estás en otro continente. Te siento lejano y distante.
Como encontrarle una pestaña a lo que nunca tuvo ojos. Cómo encontrarle plataforma a lo que siempre fue un barranco. Cómo encontrar en la alacena los besos que no me diste.
Cosas que nunca voy a encontrar...
Y el que es problema no es cambiarte, el problema es que no quiero.
Nunca te voy a cambiar, por nada ni por nadie.
El problema no es que duela, el problema es que me gusta.
O al menos intento convencerme de que me gusta. Ya me siento una persona masoquista insistiendo con tu amor, con nuestro amor que creo que ya se apagó.
El problema no es el daño, el problema son las huellas.
Sé que no lo hacés a propósito...y yo tampoco.
El problema no es lo que haces, el problema es que lo olvido.
Lo olvido, y hago como si nada. No me hacés mal a mí intencionalmente, me parece que lo busco por mi propio mérito.
El problema no es que digas, el problema es lo que callas.
Quisiera saber qué pensás, qué sentís de verdad. Sos tan frío a veces, que cada vez dudo más sobre lo que te pasa por lac abeza.
El problema no es que mientas, el problema es que te creo.
Te creo todo, y lo sigo haciendo. Sé que me decís la verdad.
El problema no es que jueges, el problema es que es conmigo.
Conmigo, con ella, con ellos...