¿Quién nunca le falló a alguien por más mínimo que sea el error? ¿Quién nunca sintió una culpa terrible por haber echo algo que no debías hacer? ¿Quién nunca tuvo esa adrenalina de sentir miedo de que todos se enteren de una cagada que te mandaste? Nadie.
Vagas excusas que ya no sirven siguen en pie, como por ejemplo:
"Bueno che, de los errores se aprende"
"Si lo hice, fue por algo"
"No estoy taaan arrepentido"
"Ay pero si todos nos mandamos cagadas alguna vez"
"Pónganse en mi lugar"
"No soy el único que lo hizo"
"Soy un ser humano, me puedo equivocar"
Puras patrañas, te querés matar: ACEPTALO.
A ver, lo malo no es mandarte cagadas, lo malo es contar lo que hiciste. Ese frío momento donde ponés en juego un cien por cien tu dignidad y tu orgullo y pensás cien veces a quién contárselo para no arrepentirte en otra ocasión. Siempre a alguien le vas a confiar esa cagada que te mandaste, con alguien te tenés que descargar porque sino la culpa te va a hacer mierda el bocho tarde o temprano.
Contalo, descargate, admití que te equivocaste y aprendé a pedir perdón porque es muy fácil decirlo pero difícil sentirlo.
